El precio de la papa ha experimentado un alza significativa en las últimas semanas, influenciado por diversos factores como la sequía, las heladas y las alteraciones en la cadena de producción debido a la inflación y la devaluación. Mario Raiteri, vicepresidente de la Federación Nacional de Productores de Papa (FENAPP), compartió sus inquietudes sobre los elementos que han llevado a esta situación.
Raiteri destacó la influencia del clima en la producción de papa. La siembra, que se realizó en condiciones de sequía y luego fue afectada por heladas, tuvo como resultado una cosecha reducida, generando una oferta limitada en el mercado. Los cambios climáticos y la falta de previsibilidad han tenido un impacto directo en la producción y oferta de este tubérculo.
Además, la situación se ha complicado por factores macroeconómicos como la devaluación y la inflación. La diferencia entre los precios que reciben los productores y los precios en el mercado al consumidor ha crecido notablemente, llegando a una distorsión del 400%. Raiteri enfatizó que los precios no son establecidos por los productores, sino que son determinados por la oferta y demanda en el mercado.
En Argentina, se cultivan aproximadamente 80 mil hectáreas de papa, produciendo cerca de 3 millones de toneladas. De esta cantidad, un 25% se exporta en forma de bastones o copetines, mientras que el resto satisface la demanda interna. Raiteri subrayó la necesidad de hacer ajustes en la cadena de producción y comercialización para evitar distorsiones y garantizar precios más justos.
A pesar de los desafíos, Argentina tiene la ventaja de poder producir papa durante todo el año, lo que podría ayudar a equilibrar la oferta y reducir los precios en el mercado. Raiteri también mencionó la importancia de la papa en la alimentación global, destacando que es el tercer alimento más consumido después del arroz y el trigo.
Finalmente, Raiteri hizo un llamado a las autoridades para considerar los impactos de sus decisiones en sectores productivos esenciales, como la papa, y buscar soluciones que aborden tanto los problemas macroeconómicos como el apoyo al desarrollo sostenible de la producción agropecuaria.