La residencia en la que el célebre mago vivió con sus tutores es un ícono reconocido en la cultura cinematográfica. Aunque en la literatura de J.K. Rowling, esta casa se sitúa en el imaginario pueblo de Little Whinging, Surrey; en realidad, está en Bracknell, Berkshire, no muy lejos de Londres.
Dicha propiedad es tan representativa que muchos pueden evocar con facilidad sus interiores. Sin embargo, ser dueños de un espacio tan emblemático tiene sus desventajas. Muchos fanáticos, tanto niños como adultos, visitan continuamente el lugar. Algunos llegan al extremo de vestirse como personajes de la saga y recrear escenas del libro y películas en sus exteriores.
El actual propietario compartió su experiencia y mencionó cómo este fenómeno ha afectado su vida cotidiana: “Nos hemos encontrado con personas llorando de emoción frente a la casa. Puedo comprender la emoción de los niños, pero es sorprendente ver a adultos reaccionar de esa manera.
En una ocasión, alguien intentó saltar la valla de nuestra propiedad, lo cual nos alarmó. A pesar de estas circunstancias, hemos intentado adaptarnos, incluso cambiando la ubicación de nuestros vehículos para que los visitantes puedan obtener una buena foto. Está claro que el impacto de Harry Potter es impresionante.
Sin embargo, al regresar de un largo día de trabajo y encontrarte con una multitud frente a tu hogar es abrumador. Sabíamos que la casa tenía un valor especial, pero no imaginamos que recibiríamos visitas constantemente”.