Silvina Luna, conocida figura del espectáculo, vivió momentos difíciles en su vida personal. Su hermano, Ezequiel, fue un pilar fundamental para ella, especialmente durante sus problemas de salud. Ezequiel fue el primero en ofrecerse como donante de riñón cuando se supo que Silvina requería un trasplante. Acompañó a su hermana en cada internación y consulta médica. Sin embargo, llegó un momento en que los médicos sugirieron la posibilidad de dejarla partir, y Ezequiel tomó la dolorosa decisión de permitir que su hermana dejara de sufrir.
Ezequiel y Silvina perdieron a sus padres en 2008 en un corto intervalo de tiempo. Sergio Luna, su padre, falleció de manera repentina a los 50 años. Roxana Chera, su madre, murió unos meses después. Silvina recordó en una entrevista cómo su madre se fue poco tiempo después de la partida de su padre, sugiriendo que el dolor pudo haber influido en su salud.
Silvina enfrentó problemas de salud derivados de una mala praxis por parte del médico Aníbal Lotocki, quien le inyectó biopolímeros en una cirugía estética, lo que le causó hipercalcemia e insuficiencia renal.
Ezequiel, por su parte, reorganizó su vida para estar al lado de su hermana, especialmente cuando comenzó con problemas de salud. Se mudó de Rosario a Buenos Aires para estar cerca de Silvina, y se convirtió en su principal apoyo.
Hoy, Ezequiel enfrenta la pérdida de su hermana, recordando a sus padres y buscando consuelo en sus seres queridos. A pesar de las adversidades, la historia de la familia Luna es un testimonio de amor, apoyo y resiliencia.