En tiempos recientes, Argentina ha sido testigo de eventos poco comunes. Uno de los hechos más destacados ha sido una misa organizada por el grupo conocido como “curas villeros”, un movimiento pastoral enfocado en los barrios más desfavorecidos. Esta misa fue dirigida por el obispo a cargo de esta pastoral, monseñor Gustavo Carrara, y contó con la predicación del padre Pepe Di Paola. El propósito principal de esta misa fue defender al Papa Francisco de comentarios hechos por Milei en 2017 y 2018, en los cuales se refirió al Papa como “el maligno” que propagaba el comunismo por el mundo.
Los curas villeros rescataron estas declaraciones de Milei para abordar otros temas actuales, como su afirmación de que la justicia social es un delito. Es notable cómo un sector de la Iglesia ha decidido posicionarse de manera tan firme en un contexto electoral, específicamente en contra de un candidato.
Además, durante la misa, se planteó una cuestión sobre la estabilidad emocional de Milei, cuestionando si alguien con reacciones tan intensas ante discusiones ideológicas podría ser presidente. Este cuestionamiento proviene de un sector de la Iglesia estrechamente vinculado al Papa Francisco, lo que lleva a preguntarse si el propio Papa habría aprobado este pronunciamiento.
Por otro lado, el mismo día de la misa, Milei realizó una marcha en el conurbano, específicamente en La Matanza y Merlo, demostrando su creciente influencia en la política local.
Desde una perspectiva más académica, se han realizado encuestas en las villas para entender las preferencias electorales. Una encuesta realizada por el Centro de Investigación y Acción Social de los jesuitas mostró que Milei tenía un 7% de intención de voto. Sin embargo, entre los jóvenes menores de 25 años, este porcentaje aumentaba al 21%. Estos datos sugieren que la Iglesia y los curas villeros están preocupados por el crecimiento de Milei, especialmente entre los jóvenes.
