El cuerpo de Kerollyn Souza Ferreira, una niña de 9 años, fue hallado dentro de un contenedor de basura en la localidad de Guaíba, cerca de Porto Alegre, Brasil. Un cartonero descubrió el cadáver, y las autoridades detuvieron a su madre, Carla Carolina Abreu de Souza, acusada de homicidio doloso calificado.
Sedantes y negligencia
Carla confesó haberle administrado sedantes a su hija antes de su muerte. Según la investigación, la niña había ingerido clonazepam y risperidona, medicamentos que no le habían sido recetados. El fiscal Rafael de Lima Riccardi aseguró que la madre no solo no protegió a la menor, sino que la expuso a un riesgo mortal. Las causas exactas del fallecimiento aún están en investigación.
Abusos previos y maltrato
Kerollyn vivía en condiciones deplorables, y su madre fue denunciada por maltratarla junto a otros tres niños. Se descubrió que la niña fue víctima de negligencia, agresión extrema y posiblemente tortura. En una ocasión, la madre la llevó al hospital por una lesión en la cabeza, inicialmente afirmando que se había caído de una bicicleta, pero luego confesó haberla golpeado.
Denuncias ignoradas
Vecinos y conocidos de la familia habían alertado al Consejo de Protección Infantil más de 20 veces sobre la situación de Kerollyn. Fernanda Cardoso, madre de un compañero de la niña, declaró que intentó repetidamente llamar la atención sobre el maltrato que sufría la menor, pero sus advertencias no fueron atendidas a tiempo.
Abandono por parte del padre
El padre de la niña, Matheus Ferreira, fue acusado de abandono material por no ocuparse de su hija. Aunque Kerollyn había expresado su deseo de retomar el contacto con él, Matheus alegó no estar al tanto de las condiciones en las que vivía su hija. Según vecinos, la niña dormía en la calle y comía de la basura, una realidad que Ferreira aseguró desconocer.