La Unión Europea ha dado un paso significativo en la regulación de la tecnología al aprobar la primera ley de inteligencia artificial (IA) del mundo. Esta ley busca equilibrar el uso de la IA con la protección de los derechos fundamentales, la democracia, el Estado de Derecho y la sostenibilidad ambiental. La normativa clasifica y regula el uso de la IA según el nivel de riesgo que represente para las personas.
Uno de los aspectos más destacados de la ley es la regulación de los sistemas de inteligencia artificial generativa, como ChatGPT de OpenAI y Bard de Google. Estos sistemas deberán cumplir con criterios de transparencia, especificando si un contenido (texto, canción, fotografía) ha sido generado por IA y asegurando que los datos usados para entrenar los sistemas respeten los derechos de autor.
La ley no prohíbe el uso de chatbots populares o programas como Midjourney, pero establece criterios para identificar modelos de alto riesgo y exige a los desarrolladores cumplir con salvaguardas más estrictas.
Otro punto clave es la regulación del uso de cámaras de identificación biométrica en espacios públicos. Estas solo podrán utilizarse con autorización judicial para prevenir amenazas terroristas genuinas y previsibles o para localizar o identificar a personas involucradas en delitos graves. Sin embargo, se prohíben los sistemas que crean o expanden bases de datos faciales captando datos de manera indiscriminada.
La ley también contempla la creación de la Oficina Europea de Inteligencia Artificial, que coordinará el uso de la tecnología entre las autoridades nacionales y estará asesorada por un panel de científicos y organizaciones de la sociedad civil.
Se espera que la ley entre en vigor en 2026 y se aplicará por fases. La oficina europea se creará de inmediato, la prohibición de los sistemas vedados de IA llegará a los seis meses y los requisitos para los sistemas y modelos de IA generativa, dentro de un año. Las empresas que no cumplan con las nuevas reglamentaciones enfrentarán multas significativas.
