Cambiar de Android a iOS no es siempre un camino de rosas. Esta es la historia de una experiencia llena de expectativas, desilusiones y la inevitable adaptación.
Poseer un iPhone 15 Pro Max es un privilegio al que todavía me estoy acostumbrando. Como monotributista, raramente tengo en mi bolsillo la última versión del iPhone. Sin embargo, por azares del destino y mi profesión, este lujoso teléfono llegó a mis manos y lo estoy probando intensamente. Mis hijos lo envidian comparándolo con sus dispositivos desgastados, y mis amigos me llamaron snob cuando atendí una llamada y brilló la manzana de Apple junto a mi oreja. Aparte de las opiniones ajenas, mi relación con este avanzado celular de Apple es una mezcla de emociones. Lo recibí con entusiasmo, pero la experiencia aún necesita ajustes.
Larga trayectoria con Android
Pronto cumpliré 42 años y crecí sin celular. En emergencias, usábamos teléfonos públicos con monedas o tarjetas. Comencé en el mundo móvil con un Nokia resistente, seguido de un BlackBerry regalado por un editor, y hace una década llegué a Android con el primer Moto G, seguido de una sucesión de dispositivos con el sistema operativo de Google.
El iPhone 15 Pro Max es hermoso, pero a veces no nos llevamos bien. En estos días, me siento como alguien que se divorcia, sale en una cita y no deja de hablar de su ex. No es fácil dejar atrás hábitos adquiridos. A pesar de mi emoción al recibir el smartphone presentado por Apple en septiembre, mi experiencia ha sido más torpe que fluida, incluso siendo un periodista especializado en tecnología.
Más alegorías: cambiar a iPhone y dejar Android es como conducir un coche ajeno. Todo se siente diferente y menos natural. También es como mudarse de casa y buscar los interruptores de luz donde solían estar. Algo similar me ocurre con este nuevo teléfono. Al tocar la pantalla, todavía pienso que estoy usando un Android.
iPhone: ¡no eres tú, soy yo!
El iPhone 15 Pro Max que tengo es encantador, excepto por su precio, especialmente en Argentina, donde cuesta más de 2 millones de pesos. Tiene una pantalla de 6.7 pulgadas con excelente resolución y tasa de refresco de 120Hz, procesador Apple A17 Pro, sistema operativo iOS 17, un nuevo botón de acción, marco de titanio y cámaras impresionantes. Además, como reportamos en TN Tecno, es el primer iPhone con ranura USB-C, igual que los Android.
Esto facilita un poco la transición: no necesito un nuevo cable para cargar el teléfono. Pero hay aspectos que me molestan: el mejor teléfono del mundo tiene cosas horribles para alguien acostumbrado a Android. Apple interfiere en las aplicaciones, como WhatsApp, donde muchos elementos están en lugares diferentes. También cambian los gestos en la pantalla y Safari coloca la barra de URL en la parte inferior, a diferencia de Chrome. La sincronización con aplicaciones de Google puede ser tediosa. He intentado encender la linterna agitando el teléfono, como hacía con mi Motorola, solo para recordar que es un iPhone 15.
Además, configurar el teléfono desde cero implica elegir contactos favoritos, organizar íconos, otorgar y negar permisos, seleccionar sonidos, temas, alarmas, etc. La aplicación del banco fue especialmente frustrante, con múltiples claves y preguntas de seguridad. El cambio de Android a iOS no es precisamente armonioso.
Sin embargo, no he experimentado los problemas de sobrecalentamiento reportados por algunos usuarios, que Apple afirmó haber solucionado.
El iPhone 15 Pro Max es indudablemente hermoso. Por eso, le digo a Siri que la culpa no es suya, sino mía. Supongo que con el tiempo me acostumbraré y suavizaré las asperezas en nuestra relación, antes de tener que devolverlo.