En el complejo tablero de las políticas de jubilaciones, la actualización de los haberes en base a la inflación se revela como una jugada de doble filo. Según un informe reciente de la Fundación Mediterránea, estos cambios podrían ofrecer mejoras iniciales en los ingresos de los jubilados en el corto plazo, pero la ecuación cambia drásticamente cuando se proyecta a largo plazo, especialmente en un contexto de inflación moderada y recuperación económica.
El estudio elaborado por el IERAL de la Fundación Mediterránea sugiere que, si bien la movilidad por inflación reciente puede brindar un impulso inicial a los haberes, a largo plazo estos podrían evolucionar por debajo de lo que se obtendría con la ley de movilidad actual. Esta situación se agudiza en escenarios donde la inflación es baja y la producción experimenta una recuperación leve.
Es interesante notar que, en los últimos diez años, la inflación superó a la movilidad previsional en siete ocasiones, resultando en una disminución del poder adquisitivo de los jubilados en esos períodos. Esta tendencia se ha acentuado particularmente desde 2018, donde los haberes jubilatorios reales han tendido a perder poder adquisitivo con mayor frecuencia, coincidiendo con caídas del Producto Interno Bruto (PIB) y aceleraciones de la inflación.
La Fundación Mediterránea presenta dos escenarios posibles en este complejo panorama: si el objetivo es preservar el poder adquisitivo de las jubilaciones en el tiempo, sería conveniente utilizar la inflación como regla de movilidad, con el menor rezago posible. Sin embargo, si se busca que las jubilaciones evolucionen de manera similar a los salarios, los haberes reales podrían mejorar en un contexto de crecimiento económico sostenido, pero deteriorarse en períodos de recesión.
El gasto en jubilaciones, ha experimentado fluctuaciones significativas en los últimos años. Desde un pico en 2017, donde los desembolsos alcanzaron el 17,7% del PIB, se ha observado una tendencia a la baja, llegando en 2023 a representar el 7,7% del PIB. Esto se traduce en una disminución real del gasto previsional, incluso en comparación con años anteriores.Ver Más >>>