El fenómeno de El Niño, exacerbado por el cambio climático, ha tenido un impacto devastador en Sudamérica, causando una serie de catástrofes naturales. Este sistema meteorológico, caracterizado por el calentamiento inusual del agua en el Océano Pacífico, altera los patrones climáticos y ha llevado a eventos extremos en la región.
En Colombia, los incendios forestales han amenazado la existencia del frailejón, una planta andina crucial para el ecosistema local. Estos incendios, inusuales en las zonas templadas y húmedas de los Andes colombianos, ponen en peligro una especie que tarda décadas en madurar.
Perú ha experimentado un aumento masivo en los casos de dengue, con más de 270.000 afectados y numerosas muertes. Las lluvias torrenciales asociadas a El Niño han favorecido la proliferación de mosquitos, causando el mayor brote de dengue registrado en el país. Además, las temperaturas más cálidas están creando condiciones propicias para la transmisión del dengue.
Más de 150 delfines rosados de río han muerto en el Amazonas debido a las aguas inusualmente cálidas del lago Tefé, un fenómeno atribuido a la combinación de altas temperaturas y sequías severas. La pérdida de oxígeno y la desorientación causada por el agua caliente son factores probables en estas muertes.
Chile enfrenta los incendios forestales más mortíferos de su historia, con al menos 131 víctimas. Las condiciones cálidas y secas provocadas por El Niño y el cambio climático han facilitado la propagación de los incendios. Bolivia también ha sufrido una grave crisis debido a la combinación de calor intenso y sequía, seguida de inundaciones que han causado muertes y desplazamientos.
El cambio climático está exacerbando los efectos de El Niño, llevando sus impactos más allá de los umbrales habituales y afectando negativamente aspectos como la agricultura y la seguridad alimentaria. Estos eventos resaltan la urgente necesidad de abordar el cambio climático y sus efectos en el medio ambiente y la sociedad.
