El general retirado Óscar Naranjo, clave en la captura de Pablo Escobar, relata en su libro “El derrumbe de Pablo Escobar” los momentos decisivos que llevaron a la caída del narcotraficante más notorio de Colombia. El 2 de diciembre de 1993 marcó el fin de una intensa búsqueda de año y medio, culminando con la muerte de Escobar.
Naranjo describe cómo Escobar, quien había declarado una guerra no solo al Estado sino también a la sociedad colombiana, se entregó inicialmente bajo condiciones que le permitieron controlar su cárcel, La Catedral. Sin embargo, tras su fuga de esta prisión, la historia tomó un giro dramático. Naranjo, entonces a cargo de un Comando Especial Conjunto, fue testigo directo de los esfuerzos de inteligencia que llevaron a la localización de Escobar.
El libro detalla cómo Escobar, al final de su carrera, rompió sus propias reglas de clandestinidad, lo que precipitó su caída. Las llamadas a su familia, tras un intento fallido de asilo en Alemania, fueron cruciales para su localización. Naranjo atribuye este error a la pérdida de equilibrio emocional de Escobar.
Un factor significativo en la captura de Escobar fue la acción de ‘Los Pepes’, un grupo criminal formado por enemigos del capo, que lanzaron una campaña terrorista para desestabilizarlo emocionalmente. Naranjo considera que la convergencia de varios factores, incluyendo la mejora en las capacidades de inteligencia del Estado, la desestabilización psicológica de Escobar, la cooperación internacional y las acciones de ‘Los Pepes’, fueron decisivas en su caída.
Tras la muerte de Escobar, Naranjo se centró en el Cartel de Cali, reconociendo que el narcotráfico sigue siendo un problema grave. Reflexiona sobre la necesidad de abordar el problema del narcotráfico de manera diferente, alejándose de la lógica prohibicionista.
Naranjo, quien se siente tranquilo con su conciencia por el trabajo realizado, rinde homenaje a los policías y periodistas que sacrificaron sus vidas en la lucha contra el narcoterrorismo. Además, señala la necesidad de reparar a las víctimas de la violencia narcoterrorista, un aspecto que considera ha sido descuidado.