El Gobierno ha dado luz verde para que los vehículos circulen con patentes temporales de papel, debido a la falta de insumos necesarios para producir las patentes de chapa. Esta medida surge como respuesta a las dificultades que enfrenta la Casa de la Moneda para satisfacer la demanda de las oficinas del Registro Automotor.
Las patentes de papel, que originalmente tienen una validez de 30 días, podrán ser extendidas hasta que se entreguen las definitivas. Esta disposición busca asegurar la continuidad en la circulación vehicular sin contratiempos legales.
La normativa vigente, especificada en el Artículo 40 inciso e) de la Ley de Tránsito, establece que todos los vehículos deben portar placas de identificación legibles y normalizadas. No obstante, no se especifica el material de estas placas, aunque las de chapa son preferidas por su durabilidad.
Sin embargo, se ha observado que muchas placas de chapa sufren de desgaste en la pintura, lo que dificulta su lectura. Esto puede deberse a defectos de fabricación o a manipulaciones intencionales. Una patente ilegible es considerada una infracción, aunque rara vez se sanciona.
Desde la implementación del nuevo diseño de patentes en 2016, se han incrementado las quejas sobre la mala calidad de la pintura, que se deteriora con facilidad bajo diversas condiciones climáticas. Este problema ha sido confirmado por numerosos usuarios y verificado en vehículos de prueba.
Circular sin patente o con una patente alterada conlleva una multa significativa, cuyo valor varía según la jurisdicción. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, esta infracción puede costar hasta $146.660, mientras que en la Provincia de Buenos Aires asciende a $290.000.