Un dirigente social con amplia experiencia en protestas callejeras recordó cómo en 2001 enfrentaron a Patricia Bullrich, advirtiendo que eran miles de manifestantes armados contra 600 gendarmes. Esta reflexión surge en un contexto donde ven a Bullrich y Waldo Wolff como obstáculos para sus planes de verano. Los movimientos se preparan sigilosamente, buscando cómo actuar sin terminar en prisión.
Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, está decidido a salir a las calles a pesar del caos que pueda generar. Los movimientos sociales y piqueteros comienzan a coordinar con peronistas de base, como en La Matanza, donde el PJ ha mantenido el poder desde 1989. Consideran que las amenazas del gobierno son solo para intimidar y no creen que haya coraje para reprimir.
La estrategia se centra en lugares donde la justicia y la política juegan en contra del gobierno. En la ruta 3, por ejemplo, cortar el tráfico podría colapsar otras zonas. Están convencidos de que Fernando Espinoza, en La Matanza, no permitirá la represión por parte de las fuerzas provinciales. Además, creen que sin un cambio salarial significativo o un bono urgente, las fuerzas de seguridad no apoyarán a Javier Milei y sus ministros en acciones contra los manifestantes.
Luis D’Elía, otro líder piquetero, se prepara para volver a las calles. La unidad de diferentes movimientos, ramas y partidos que temen perder beneficios y ver aumentar la pobreza, promete marchas más numerosas que en años anteriores.
En la Ciudad de Buenos Aires, la situación es más compleja para los piqueteros. Waldo Wolff, con el apoyo de Jorge Macri, ha preparado un plan anti-piquetes que incluye despejar avenidas bloqueadas. Wolff actúa con firmeza, mientras Patricia Bullrich diseña un plan de trabajo más arriesgado.
Además, se espera que la justicia en territorios favorables al peronismo considere ilegal el protocolo antipiquetes. Buscarán que un juez suspenda las acciones de Bullrich en esos territorios.
El éxito del plan económico de Javier Milei podría ser clave. Si para marzo hay una tendencia a la baja en los problemas económicos y un equilibrio en el mercado energético y de combustibles, la situación en las calles podría pacificarse, siempre que no haya factores externos que lo impidan.
