
Una vez más, la ciudad de Comodoro Rivadavia enfrenta una situación crítica por el impacto de un violento temporal que desató inundaciones, aludes y daños en el Hospital Regional, principal centro sanitario de la región. Desde la madrugada de este sábado, las lluvias no dieron tregua y dejaron a barrios enteros aislados, calles anegadas y el transporte urbano suspendido.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió una alerta amarilla para gran parte de Chubut. Se registraron acumulaciones de entre 20 y 30 milímetros, pero en algunas zonas superaron ese rango, generando una emergencia climática de gran magnitud.
Hospital afectado, barrios colapsados y transporte suspendido
El Hospital Regional sufrió filtraciones en sus instalaciones por la intensidad del agua caída, mientras que en distintos barrios los vecinos intentaban contener el ingreso del agua a sus viviendas. La fuerza del agua generó corrientes intensas de barro en zonas bajas y derrumbes en áreas elevadas.
En tanto, el transporte urbano fue suspendido temporalmente por precaución. Algunas líneas suburbanas continuaron funcionando con fuertes demoras. Las autoridades recomendaron no circular, especialmente en sectores críticos.
Recomendaciones oficiales y tareas de emergencia
El municipio desplegó cuadrillas para limpiar desagües y asistir a las zonas más afectadas. Además, difundieron las siguientes recomendaciones:
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Evitar circular por calles anegadas
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No sacar basura para no obstruir los desagües
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Asegurar objetos ante posibles ráfagas de hasta 65 km/h
En zonas altas, la situación se agravó con nevadas, lo que aumentó la peligrosidad del fenómeno.
Un problema estructural que se repite
Comodoro Rivadavia ya vivió una catástrofe similar en 2017, cuando una lluvia récord dejó más de 400 mm en ocho días, provocando un alud de 500 mil metros cúbicos de barro. En aquel entonces, se diseñó un plan de obras que incluía la construcción de cuatro reservorios para mitigar futuros eventos. Sin embargo, solo uno fue construido, lo que volvió a dejar a la ciudad expuesta.
Mientras se intensifican las lluvias, la historia vuelve a repetirse: falta de inversión, infraestructura deficiente y vecinos que pagan el precio.