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Un avión privado Bombardier Challenger 300, matrícula LV-GOK, propiedad de la familia de Jorge Brito, se despistó al intentar aterrizar en el aeropuerto de San Fernando y se estrelló contra una vivienda en la intersección de las calles José Terry y Charlín. El accidente causó la muerte del piloto, Martín Fernández Loza, y del copiloto, Agustín Oforte, cuyos cuerpos fueron recuperados y trasladados a la morgue para la autopsia correspondiente. Afortunadamente, los ocupantes de la casa resultaron ilesos, aunque la estructura sufrió daños significativos que la dejaron al borde del colapso.

Las autoridades han decidido demoler la vivienda afectada para evitar riesgos a los vecinos, quienes fueron evacuados y alojados en una sociedad de fomento local. La jueza federal Sandra Arroyo Salgado, a cargo de la investigación, busca determinar las causas del siniestro. Según informes preliminares, el avión habría aterrizado más allá del punto previsto en la pista, lo que impidió su frenado y provocó el despiste. Este trágico incidente ha generado conmoción en la comunidad y plantea interrogantes sobre las medidas de seguridad en las operaciones aéreas de la zona. Seguir Leyendo